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Retrato

   

Nació el 24 de agosto de 1933. De verdulero, cadete y carnicero pasó a dedicarse al teatro vocacional. Su origen contuvo una mezcla de pobreza, conventillo, cocina al fondo, un baño para seis piezas y a veces ropa prestada.

          Su marcado seño mostraba las huellas del largo camino recorrido desde Rosario, su amada ciudad natal, hasta Buenos Aires, la gran ciudad que lo vio brillar. No todo fue fama, dinero y mujeres en su vida. A pesar de su popularidad, su leyenda está rodeada de misterio. Hay pocas personas que conocieron al verdadero hombre, precisamente por su tímida idiosincrasia.

El cuerpo delgado y dúctil anunciaba la presencia de un acróbata. Su plasticidad le permitió la utilización de un lenguaje no verbal, de movimientos, miradas, muecas y gestos intencionales. Fue un creador de personajes y gran improvisador. Sus personajes aun hoy, permanecen en la memoria de muchos argentinos.

Su frente ancha denotaba la ausencia de una otrora y abundante melena. Su cabello dejaba ver colores blancos, grises y negros. Sus  ojos saltones siempre estaban dispuestos a perseguir una figura femenina. Sus bolsas por debajo de los ojos cargaban con una oculta tristeza.

Sus orejas prominentes, siempre fieles y solidarias, estaban atentas para escuchar a los amigos. Era el primero en tender una mano o llevar una palabra de aliento a un camarada que lo necesitara.

Amante del amor tuvo tres esposas. Dejó sus semillas en nuestra tierra en 6 hijos. Cinco de ellos pudieron oler su risa y uno, el menor, solo pudo conocerla en sus inolvidables personajes de la televisión y del cine.

 

Era atrevido, desenvuelto y desparpajado solo en horario laboral. Pero su verdadera  personalidad se caracterizaba por la introversión y las escasas palabras. Tendía a concentrarse en su propio mundo interior, resultándole difícil relacionarse con otras personas. 

Hace casi 20 años, en la madrugada del domingo 5 de marzo de 1988, abandonaba la vida terrenal. Sus venas embebidas de alcohol y droga se desplomaron en el frente del edificio Maral 39 de Mar del Plata y anunciaron su partida.

 

El personaje en cuestión es Alberto Olmedo, el “Negro”. Para algunos fue el “gran capo cómico”, para otros un ser de gran chabacanería y ausente de recursos artísticos. Pero nadie duda de que fue un  trasgresor que impuso una nueva forma de hacer humor y televisión al quebrantar todas las reglas.

 Por Ivana Dotta.

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