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La comunicación y estimulación prenatal propician un nuevo vínculo afectivo

Está demostrado que la comunicación y la estimulación prenatal modifican totalmente la relación inicial de la mamá con su hijo.

           Hay que ser consciente que el bebé, dentro del vientre materno, no sólo está en el proceso de formación corporal, sino que también emocional y madurativa. Está en relación y en contacto con el mundo exterior. Es por esto que la estimulación y comunicación anterior al nacimiento adquieren gran importancia.

 

Durante el primer trimestre del embarazo la madre no  percibe cambios físicos ni tampoco los movimientos del bebé. Por todo esto es que muchas mujeres demoran la comunicación con su hijo ya que sienten que es como hablarle al aire, que el bebé está en una burbuja aislado de todo lo que pasa.

 

Sin embargo el feto se mueve y cambia su frecuencia cardíaca y de las ondas cerebrales cuando aprecia que es acariciado por su madre o padre, que le hablan a él o escucha música. Es por esto que, en los últimos años, los especialistas recomiendan escuchar ciertas  melodías durante el embarazo. El bebé suaviza su ritmo cardíaco al oír música clásica como Mozart o Bach. Esto se debe a que el compás y cadencia de este género se relacionan con los ritmos cardíacos y cerebrales propios del estado de serenidad y relax.

 

Estudios realizados aseguran que los bebés recuerdan las melodías escuchadas durante su vida intrauterina, al menos durante su primer año, y asocian la melodía con un periodo de paz y tranquilidad.

 

Se pretende desarrollar todos los sentidos, por eso es que se estimula la audición, el ritmo, el tacto, el espacio y el equilibrio. Se recomienda ponerle un nombre, sobrenombre o simplemente llamarlo “bebé” durante su estadía en el spa intrauterino para poder saludarlo todos los días, comunicarle lo que sucede, los sentimientos  y sensaciones de los padres.

         Los bebés estimulados en el útero, una vez que nacen tienden a dormir mejor, a calmarse fácilmente, a demostrar mayor confianza y también mejor adaptación al amamantamiento.

                                                                                                                    Por Ivana Dotta 
 

 

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